Soberanía Medicinal

La idea de la soberanía en salud se acompaña y se desprende de la idea mayor de la soberanía alimentaria, entendiéndose esta como  el derecho de los pueblos a producir, intercambiar y consumir alimentos de acuerdo a prácticas definidas por valores, saberes, creencias y rituales pertenecientes a su cultura, accediendo a alimentos sanos y nutritivos sin ningún tipo de obstáculo o presión política, económica o militar (KASAAM et al., 2010). Por lo anterior la soberanía medicinal se refiere a la capacidad de elegir medicinas y sistemas médicos, que sean apropiados tanto social, cultural como eco-lógicamente, que posibiliten opciones prácticas, confiables, relevantes dentro de contextos específicos, para la atención a la salud. La Declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas en 2007 reconoce el derecho de estos pueblos a vivir con dignidad, manteniendo sus instituciones, culturas y tradiciones para el desarrollo de acuerdo a sus propias necesidades. Es así que la negativa de la autodeterminación sobre los alimentos y medicina de los pueblos constituye un repudio a los derechos fundamentales de autonomía garantizados.

Es necesario el rescate, impulso y desarrollo de la medicina ancestral o tradicional popular. Esa medicina, más preventiva que curativa, Permite quitarle fuerza y poder a los monopolios farmacéuticos transnacionales.  La salud es el eje central de la soberanía e independencia de un país.  Sin ella, se dominan pueblos y se les somete.  Por tal razón, es que naciones como la india, están enfrascadas en lograr su independencia medicinal. Como forma de protección de su soberanía nacional, al igual que otras naciones del orbe.

Como Asociación de usuarios de Plantas Medicinales “Siembra Libertad” asumimos como objetivos centrales de nuestro accionar:

Promover la preservación y cuidado de las semillas nativas como fuente de diversidad y soberanía alimentaria y medicinal.

Fomentar la investigación y promoción del uso de plantas medicinales, incluida la cannabis, entendiendo esto como un aporte al bienestar y autonomía de los pueblos.

Incidir y colaborar en el diseño e implementación de políticas públicas en torno al uso e investigación de plantas medicinales, especialmente la cannabis, por ser una planta milenaria que concentra muchos beneficios para el ser humano y que hoy corre el riesgo de ser privatizada.

Más allá de los estudios etnobotánicos e inventarios de flora medicinal, existe una carencia y una necesidad de ampliar la mirada agroecológica en la producción medicinal encaminada hacia la soberanía en salud. En este sentido el rescate del uso de la cannabis como planta medicinal, integrada al herbolario tradicional de los pueblos, surge  porfiadamente y a pesar de las prohibiciones existentes, como una opción de medicina natural. En Latinoamérica surgen organizaciones de usuarios medicinales en distintos países, los cuales ejercen su derecho a cultivar su medicina a pesar de que muchos son encarcelados por esto.

Cabe mencionar, que a diferencia de Fundaciones o Corporaciones de derecho privado que trabajan el tema del cannabis medicinal en vinculación con farmacéuticas y empresas privadas, nosotros optamos por vincularnos con nuestro pueblo,  con la medicina popular, con el rescate de conocimientos que por años se han minimizado frente a la cultura occidental y sus sintetizados químicos. Todas las culturas a lo largo y ancho de este mundo y en todos los tiempos han usado plantas medicinales como base de su propia medicina, han dispuesto de una flora particular a partir de la cual fabrican sus remedios.

Hasta hace 50 años, la mayoría de los medicamentos que figuraban en las farmacopeas se fabricaban a partir de plantas. Desde el momento en que empezaron a desarrollarse las técnicas de síntesis química, se inició un descenso en el uso de ellas.

Para nosotros los remedios a base de plantas reúnen ventajas frente a los químicos, ya que sus principios activos están biológicamente equilibrados por otras sustancias y en general no se acumulan en el organismo, ni tienen efectos secundarios indeseables.

La historia del uso de la marihuana medicinal se remonta a las fases primigenias de la medicina y la farmacología, cuando los humanos empezaron a usar deliberadamente las plantas por sus efectos sobre el cuerpo en lugar de como fuente de alimento. La primera mención de que hay constancia del uso del cannabis en un contexto médico procede de la Gran enciclopedia Herbal del Emperador Shennon, uno de los primeros textos de la medicina herbal que data del 2700 a.c.

El cannabis siguió siendo parte esencial de incontables medicamentos, desde el jarabe para la tos hasta los preparados digestivos, desde los analgésicos hasta los parches para callos. Después de los opiáceos, el cannabis era el extracto medicinal de plantas más recetado, hasta que fue prohibido en muchas zonas del mundo durante la década de los treinta.

Afortunadamente, el redescubrimiento en décadas recientes de las ventajas naturales de la marihuana como medicina ha conducido a un resurgimiento en su utilización. En la actualidad, la mayoría de los usuarios optan por medicarse utilizando el cannabis en su forma natural, en lugar de concentrado o en versiones sintéticas, además de ser comparativamente una forma más económica de cuidar nuestra salud.

“Buscamos promover el conocimiento sobre la cannabis, los canabinoides, el sistema endocanabinoide y demás temas afines, entendiendo esto como un aporte al bienestar y soberanía de los pueblos, el cual no puede estar supeditado al lucro… creemos que esta información debe ser pública y gratuita, pues tiene directa relación con la salud de muchos ciudadanos enfermos que hoy sufren distintas afecciones.”

(extracto manifiesto “Siembra Libertad”)