AGROECOLOGÍA UN CONCEPTO EN DISPUTA

Para debatir acerca de qué agroecología queremos y necesitamos, surge la necesidad de repensar un concepto y una práctica que está en disputa, ¿Qué riesgos y posibilidades abre el hecho de que la agroecología sea un concepto en la boca de tod@s? ¿Qué pasa cuando nos roban la agroecología como concepto? ¿Cómo evitar reduccionismos en el concepto de agroecología? ¿Se reduce sólo a lo técnico y económico? ¿cómo construimos una narrativa común y diversa que sustente a la agroecología como proyecto político?

La evidente crisis del cambio climático global ha puesto en evidencia las consecuencias nocivas del modelo de producción agroalimentaria convencional. Ante esta situación, los impulsores del agronegocio están intentando apropiarse de la agroecología, incorporando algunas pequeñas prácticas o sustituyendo insumos orgánicos, como una estrategia para “limpiar” su imagen y “volverse verde”. Pretenden una agroecología desnaturalizada como “caja de herramientas” auxiliar a las nuevas tecnologías posrevolución verde, como la agricultura climáticamente inteligente y los organismos genéticamente modificados, pero en la misma lógica productiva-extractiva-degradante. Es una “lavada de cara” superficial que intenta enmascararse tras el discurso verde y cooptar la agroecología para extender la vida del modelo agroindustrial.

Por su parte, la “agroecología reformista” hace referencia a diferentes procesos que, en tiempos recientes, se vienen promoviendo desde muchos organismos no gubernamentales (ONG), así como desde diversos gobiernos progresistas, principalmente en América Latina. Esta agroecología reformista es también mayormente una agroecología de “sustitución” que, como su nombre lo indica, implica la sustitución de insumos químicos por bioinsumos o insumos orgánicos. Si bien la sustitución ayuda a reducir el impacto ambiental negativo de los agrotóxicos, es un modelo ambiguo y puede convertirse en un obstáculo para una verdadera transformación, ya que, en la mayoría de los casos, en este tipo de prácticas sigue primando la lógica lineal problema-producto del sistema convencional.

Como puede advertirse, no se aprecian grandes cambios entre la agricultura industrial y la “agroecología neoliberal”, pues esta es básicamente una agricultura industrial orgánica de sustitución de insumos, que mantiene la lógica del monocultivo y la dependencia externa, reproduciendo las estructuras económicas y de poder. Por su parte, la “agroecología reformista” hace cierto movimiento hacia la superación del monocultivo y algunas lógicas industriales, pero dista mucho de lo que podría ser una agroecología verdaderamente emancipatoria en tanto que existe una alta dependencia de recursos externos, y en la mayoría de los casos, el diseño de los sistemas viene de fuera.

Cada una de estas “fake agroecologías” tiene una serie de características y propuestas técnicas, políticas, económicas, pedagógicas, organizativas, metodológicas y filosóficas basadas en su particular concepción de agroecología (“capitalismo verde”). En nuestra opinión, estas características, propuestas y posicionamientos contrastan diametralmente con las de la agroecología campesina, indígena, autónoma, transformadora, emancipadora y revolucionaría, practicada y defendida por diversos movimientos sociales por todo el mundo.

Los ensayos de política pública llevados adelante por diferentes gobiernos progresistas, sobre todo en América Latina, así como la enorme diversidad de ONG que vienen impulsando superficialmente el tema, tornan necesario “marcar la cancha” y establecer un marco conceptual propio para las iniciativas agroecológicas de carácter emancipatorio. Por ello, así como se han enunciado, desde hace años, los principios técnico-ecológicos de la agroecología, resulta urgente y necesario explicitar los principios sociales y políticos que orientan los procesos organizativos para la transformación agroecológica.

La agroecología es una disciplina científica y un movimiento social, con una fuerte historia sociocultural y política. Consiste en el ejercicio de la soberanía alimentaria mediante técnicas armoniosas con la naturaleza, profundamente ligadas con el feminismo y la economía solidaria, pero también representa una ciencia interdisciplinaria que crea nuevos conocimientos a partir de la interacción del saber científico con los saberes locales, tradicionales e indígenas. En este sentido, utiliza un conjunto de prácticas agrícolas que se enfocan en la economía campesina de subsistencia, el uso de semillas tradicionales, la generación de máxima biodiversidad, el abandono de agroquímicos y el manejo ecológico del suelo, con el objeto de recuperar los equilibrios naturales, las sinergias entre los componentes de un agroecosistema, los valores sociales y las prácticas culturales locales que se han perdido por los sistemas agrícolas simplificados. Por consiguiente, la agroecología se manifiesta contraria al modelo agrícola del “agronegocio” impuesto por la “revolución verde” de los 60 en los países denominados “en desarrollo”.

La reflexión desde los movimientos sociales conduce hacia la necesidad de incrementar los grados de autonomía (territorial, alimentaria, política, energética, de salud, educativa, tecnológica, económica, entre muchas otras) para consolidar el proyecto político campesino, indígena y popular. La agroecología se ha convertido en una de las vías principales para alcanzar la soberanía alimentaria y construir procesos emancipatorios con crecientes grados de autonomía, independencia y libertad.

Desde las organizaciones y movimientos campesinos, indígenas y populares se viene impulsando hace años una agroecología radicalmente opuesta al sistema de producción del agronegocio y la lógica de los imperios alimentarios. Una agroecología campesina y popular que camina hacia la soberanía alimentaria, la autonomía y el buen vivir con justicia, equidad y armonía con la Madre Tierra.

Esta agroecología emancipatoria responde a una serie de principios básicos que la hace profundamente incompatible con el modelo convencional, el agronegocio y la lógica extractiva del capital patriarcal. Principios tales como:

  1. Cuestionar y transformar estructuras, no reproducirlas.
  2. Conformar economías basadas en el valor de uso, no en el valor de cambio
  3. Fortalecer la organicidad y pensar en procesos colectivos, no en proyectos individualizados
  4. Construir procesos horizontales, no jerarquías
  5. Formar para luchar y transformar, no para conformarse
  6. Actuar desde la cultura y la espiritualidad, no desde el productivismo, sin descuidar la producción
  7. Resignificar y recomponer las relaciones territoriales y socioambientales

Estos principios ofrecen valiosas claves filosófico-político-organizativas para el movimiento agroecológico emancipatorio, así como una herramienta de vigilancia para evitar algunos de los vicios más comunes de las organizaciones y dirigencias: oportunismos, personalismo, imposición, verticalismo, racismo, machismo y desvalorización de la diferencia y las divergencias

Desde esta perspectiva, la transición a la agroecología no implica la adopción de una serie de tecnologías o prácticas “ecológicas”, sino un reencuadre profundo del proceso productivo. Es un sistema integral que tiene como objetivo restablecer las relaciones ecológicas en agrosistemas productivos, recuperar los suelos dañados, mejorar las condiciones de vida de las poblaciones y su entorno. Desde el movimiento agroecológico global, se viene haciendo una gran reivindicación de la agricultura como patrimonio histórico de los pueblos rurales (heredera de diez mil años de agricultura), en particular de las mujeres como desarrolladoras de la agricultura. La agroecología emancipatoria es una agroecología con sujeto, profundamente política, y mediante la cual se busca transformación radical del sistema económico, político y social tanto en el campo como en las ciudades.

En definitiva, la construcción de un proceso agroecológico implica no solo una transición en el modelo de producción, sino también la transformación del modo de pensar, hacer y ser. En este sentido, la agroecología emancipatoria se ha convertido en un potente dispositivo para promover la recuperación de las identidades (campesinas, afrodescendientes, populares, entre otras); el retorno de los saberes (ancestrales, vernáculos y tradicionales) excluidos, el resurgir de las potencias latentes y la valoración de sus propios sentidos de vida para contrarrestar la maquinaría simbólica del desarrollo y el avance del agro-hidro-extractivismo neoliberal sobre los territorios. La agroecología abre el campo para que la agri-cultura de los pueblos vuelva a estar en el centro de la reproducción social y de la vida.

Entra las varias soberanías o autonomías necesarias para la reproducción de la vida digna (territorial, alimentaria, productiva, política, energética, de salud, educativa, tecnológica, económica, entre muchas otras), la soberanía/autonomía alimentaria es una de las principales. De hecho, a nuestro entender, la soberanía alimentaria es un pilar fundamental para construcción de la autonomía y una de las bases del proceso de construcción autónoma del zapatismo. Hay allí un importantísimo mensaje para los movimientos y organizaciones que caminan hacia la autonomía: para poder gobernarnos a nosotros mim@s es fundamental alimentarnos a nosotros mism@s

A partir de las preguntas con las que iniciamos este documento, compartimos aquí algunos aprendizajes que hemos logrado identificar:

  • En la agroecología no hay recetas: la agroecología se piensa y se construye en el territorio, es un saber situado, no hay un modo único de producir agroecológicamente.
  • No es posible hacer agroecología en solitario. La agroecología es colectiva, y tiene como base la organización. Hacemos frente al agronegocio desde nuestras organizaciones.
  • Existe una memoria histórica de la agricultura y es fundamental la recuperación de esos saberes para construir la agroecología que necesitamos, estamos re-aprendiendo cosas que los pueblos saben desde hace miles de años.

Bibliografía:

  • Eco-Glosario Constituyente, Cuadernillo de Trabajo Territorial, Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – OLCA, 2020.
  • Buen Vivir/Vivir Bien, Filosofía, Políticas, Estrategias y experiencias Regionales Andinas, Fernando Huanacuni Mamani, Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas – CAOI, 2010.
  • Agroecología(s) emancipatoria(s) para un mundo donde florezcan muchas autonomías, Colección Al Faro Zapatista, Valentín Val y Peter M. Rosset, 2022.
  • ¿Qué Agroecología Necesitamos? “sin nuestros pueblos no hay agroecología”, Taller “Agroecología y Soberanía Alimentaría”, Buenos Aires, Mayo, 2019.
  • Declaración Final del Foro Internacional de Agroecología, La Vía Campesina (LVC), 2015.

Sitios sugeridos:

Biodiversidad en América Latina y El Caribe

www.biodiversidadla.org

Revista Biodiversidad, sustento y culturas

www.biodiversidadla.org/Revista

La Vía Campesina

www.viacampesina.org

Documental: El Cartel de las semillas

A menudo se dice que ¡Antes las frutas y verduras tenían un sabor mucho mejor! ¿Es Así?

La academia de agricultura de Francia en Paris, custodia los estudios sobre variedades de plantas antiguas. En ella se encuentra un libro que contiene la tabla nutricional de frutas y verduras de hace 60 años, para cada variedad se enumera su contenido en vitaminas y minerales. Las comparaciones con los análisis actuales muestran que efectivamente muchas frutas perdieron parte de su valor nutricional. ¿Qué Sucedió?

El Bioquímico Donald Davis da conferencias sobre este tema «La pérdida de Nutrientes en los Alimentos» en la universidad de Austin, Davis investiga el desarrollo de 43 variedades de verduras entre 1.950 y 1.999 y su análisis es que, la mayor parte de esta disminución de nutrientes tiene directa relación con el aumento de la producción.

El Tomate es uno de los frutos que más ha perdido nutrientes. Esto tiene directa relación con la variedad y semilla a cultivar. Cultivadores de todo el mundo compran semillas hibridas a grandes compañías agrícolas, estas mediante la Ingeniería genética producen las semillas de tomates larga vida, donde cruzan una variedad de tomate tradicional con uno que tiene un gen modificado que retarda la maduración, un tomate larga vida pueda durar hasta 25 días antes de comenzar a pudrirse en relación a los 7 días que duraría un tomate tradicional, por ende en un supermercado solo el tomate hibrido podría estar en la góndola por tres semanas, pero la eterna juventud tiene su precio, el gen que retarda la maduración restan sabor y aporte en nutrientes: Calcio -63%, Magnesio -29%, Vitamina C -72%, Licopeno -58%, Polifenoles -56% está perdida de nutrientes tiene directa relación con la perdida de sabor.

Solo una de estas grandes compañías agrícolas el año 2018 genero ventas por 1.900 millones euros. Un kilogramo de semillas hibridas de tomate Cherry amarillo, puede llegar a costar 400.000 euros o más lo que equivale a más de 352 mil millones de pesos chilenos, semillas más valiosas que el oro.

Estas semillas son producidas en 22 países con bajos salarios los tres principales son: Chile; India y Tailandia entre otros.

“Semillas Sucias” En el año 2015 se publico un estudio de la organización de derechos humanos Holandesa Ariza, sobre el trabajo infantil y la explotación de la mujer, en él se asegura que el 16% de los trabajadores son menores de 14 años ya que según los agricultores productores de semillas hibridas los niños son más rápidos en los trabajos repetitivos y son mas obedientes, pero en la producción de semillas solo trabajan mujeres a las cuales se les paga solo el 60% del salario mínimo legal.

Si las grandes compañías pagaran solo 26 euros mas por kilogramos de semillas el agricultor que contrata solo mujeres podría pagarles el salario mínimo legal. Pero las grandes compañías que venden en promedio a 60 mil euros el kilogramo de semillas de tomate hibrido se niegan a hacerlo.

En el año 2020 el 60% de la producción de semillas comerciales del mundo son propiedad de cuatro gigantes químicos: Bayer Monsanto; Down Dupont; Syngenta y Limagrain, para estas corporaciones la BioDiversidad no juega ningún papel.

Olivier De Schufter, Relator Especial de la ONU (2008-2014) Por el Derecho a la Alimentación, trabaja en un equipo internacional de expertos en sistemas alimentarios sostenibles. En 2009 advierte al mundo de la perdida del 75 % de las variedades de vegetales, advierte que necesitamos las reservas naturales de una flora variada si queremos hacer frente a amenazas impredecibles.

Los negocios con plantas incluyen productos fitosanitarios, tres de los cuatro lideres mundiales del mercado de semillas también producen pesticidas.

Esto convierte a la semilla hibrida en el caballo de troya de los agroquímicos cada año se arrojan a la tierra cuatro toneladas de pesticidas.

Esto significa para los pequeños productores en países en desarrollo su agricultura ya no es competitiva y capaza de subsistir, somos testigos de la destrucción progresiva de la agricultura rural en todo el mundo.

Cada vez protestan más consumidores y agricultores, piden semillas libres, semillas naturales que no pertenecen a los pocos grupos agroquímicos, y oponen resistencia.

La asociación Kokopelli trabaja en un valle aislado, el objetico es proteger del olvido

Las plantas tradicionales, la colección de semillas incluye más de 2.400 tipos de verduras.   

Kokopelli organiza la iniciativa semillas sin fronteras, donde envían semillas cada año a distintas partes del mundo, para trabajar en su cuidado y preservación.

(Extracto Documental El Cartel De Las Semillas)

“La alimentación y la medicina no son dos cosas diferentes: juntas forman la cara y la cruz de una moneda. Las hortalizas cultivadas químicamente pueden ser consumidas como alimento, pero no pueden ser utilizadas como medicina” Masanobu Fukuoka.

Soberanía Medicinal

La idea de la soberanía en salud se acompaña y se desprende de la idea mayor de la soberanía alimentaria, entendiéndose esta como  el derecho de los pueblos a producir, intercambiar y consumir alimentos de acuerdo a prácticas definidas por valores, saberes, creencias y rituales pertenecientes a su cultura, accediendo a alimentos sanos y nutritivos sin ningún tipo de obstáculo o presión política, económica o militar (KASAAM et al., 2010). Por lo anterior la soberanía medicinal se refiere a la capacidad de elegir medicinas y sistemas médicos, que sean apropiados tanto social, cultural como eco-lógicamente, que posibiliten opciones prácticas, confiables, relevantes dentro de contextos específicos, para la atención a la salud. La Declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas en 2007 reconoce el derecho de estos pueblos a vivir con dignidad, manteniendo sus instituciones, culturas y tradiciones para el desarrollo de acuerdo a sus propias necesidades. Es así que la negativa de la autodeterminación sobre los alimentos y medicina de los pueblos constituye un repudio a los derechos fundamentales de autonomía garantizados.

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Adultas mayores de Huechuraba ejercen Soberanía medicinal con cannabis y terapias complementarias

En el marco de un convenio de cooperación entre el Club de Adulto Mayor “Nueva Esperanza” y nuestra Asociación “Siembra Libertad”, en la actualidad ejecutamos una iniciativa que tiene por objetivo Ejercer la soberanía medicinal en adultos mayores pertenecientes a la organización “Nueva Esperanza”, a través del uso terapéutico de la cannabis como herramienta natural para restablecer la salud y el bienestar, fomentando la solidaridad entre pobladores y sus organizaciones, intercambiando conocimientos y generando respuestas concretas a los problemas de la comunidad.

Realizar un diagnóstico integral respecto de los problemas de salud más comunes que sufren los adultos mayores; Promover  el traspaso de conocimientos sobre propiedades medicinales, utilización y cultivo de la planta de cannabis entre los adultos mayores participantes del proyecto y Registrar el desarrollo del proceso terapéutico y acompañamiento  son algunos de los objetivos que persigue esta iniciativa.

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Extracto Alcohólico de Ajo

Extracto Alcohólico de Ajo y Ají

Uso: Control de pulgones, ácaros, mosca blanca y minador.
Plagas o enfermedades que controla: En cultivos hortícolas, florícolas y en banano controla estados adultos de afidos “pulgones” (Myzus persicae), ácaros “arañita roja” (Tetranichus urticae), mosca blanca (Bemiscia tabaco/Trialeurodes vaporarorium), minador (Lyriomiza sp) y trips (Frankliniella sp).

Materiales e insumos:

• 1 Mortero
• 50 gr. De ajo
• 50 gr. De ají picante
• 1 lt. De alcohol etílico de 90º
• 1 Frasco con tapa hermética
• Lienzo o filtro para exprimir

Pasos para su elaboración:

1. Moler los ajos y ajíes en un mortero o similar
2. Macerarlos en 1 lt. De alcohol de 90º durante 7 días
3. Filtrar el material para eliminar las partes gruesas del ajo y el ají
4. Almacenar en un recipiente hermético

Efecto / acción que se logra

Actúa como insecticida por contacto y como fagorepelente.
Dosis de uso, periodo y momento de aplicación: Dependiendo de la incidencia de la plaga, se aplican entre 5 a 7 ml/lt. De agua con una frecuencia de entre 5 a 7 días.
Rendimiento y almacenamiento del preparado: 1 lt. Diluido en 200 lt. De agua permite cubrir entre 1 há y 1 y media há.
Debe conservarse en frascos obscuros (color mate) y en lugares frescos. Puede almacenarse hasta por 6 meses.
Esta información fue sacada del libro “Biopreparados para el manejo sostenible de plagas y enfermedades de la agricultura urbana y periurbana”, primera edición, Noviembre 2010, IPES Promoción del Desarrollo Sostenible, Fundación RUAF, FAO.